Cómplices

Los cómplices se enredan en una pelea de labios. Están a la vista de todos. La oviedad es su cómplice. A simple vista hacen todo lo que otros seres humanos, caminan por las mismas calles y comen en los mismos restaurantes pero cuando alguien les da la espalda, se enfrascan en un descontrol de pasiones. No tienen nada que perder, pero el juego de ocultarse a hacer lo que todos, les encanta. Cualquier momento, cualquier instante, cualquier descuido, será aprovechado por los cómplices para crear verbos con su cuerpo y tocar al son del amor la balada del júbilo. Suman cuando toman sus manos, restan cuando se olvidan del mundo, dividen el placer en sus cuerpos y multiplican el cariño que se tienen. Es el juego del misterio en donde cometen crímenes inocentes que no pueden ser juzgados, porque, ¿quién puede juzgar lo que no ha sentido?

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