Despedida en las puertas de Berlin

Tengo las manos aporreadas de poner este alambre. El curso de dos semanas de altura y soldadura, fue cruel. Que suerte poder estar en este lado de la construcción. Espero te haya llegado el mensaje. Vendí todos los muebles de la casa para alquilar el ave de ese amaestrador, pero al menos te pude enviar esa carta. Las obras avanzan rápido. En una noche se hizo un avance de más del cincuenta por ciento según las cifras. El ejército está en las calles para cuidar que terminemos, lo quieren todo lo antes posible. Estos días aquí pueden ser los últimos que tenga para intentarlo. Ojala lo sepas algún día. El ingeniero, un militar de poca edad me regaña. Dice que llevo bastante poniendo este alambrado. Le respondo que me estaba cerciorando que estuviera bien soldado, me acepta la disculpa a regañadientes y se va. Llevo dos días aquí y quizás mi fe sea muy grande. Dicen que la fe es del tamaño del amor, yo digo que así es. Me empino en las escaleras para ver lo más lejos posible en el panorama extenso de la ciudad al otro lado. Hay muchos rostros, ojala los pudiera ver a cada uno, deseo que te escondas detrás de uno de ellos. De repente veo muchos globos blancos cargados entre la multitud. La sonrisa que se me escapa es notoria para todas las personas que como yo allí trabajamos. En la primera línea, detrás de las vallas custodiadas por la policía, veo tu rostro iluminado por el sol de la tarde, los globos blancos se menean en el cielo y creo que te preguntan porque los traes. Si supieran que yo se la respuesta. Alegremente me entero que la carta te llego, que valdrá la pena dormir en el piso y comer en las ollas. La carta no ocupaba más de tres renglones, no podía ser muy pesada para que el ave pasara desapercibida, así que en pocas líneas intente darte la señal de donde y cuando verme y que  me haría saber que estabas  ahí “En las puertas de Edimburgo se levanta un muro con mis manos, un trabajo obligado con la única nostalgia de poder verte, quizás, por última vez, es mi único chance, pero es el más valioso, por favor lleva un globo blanco por este año tan maravilloso a tu lado, no me esperaba este muro, pero no dividirá nuestro amor, ese globo blanco es un te amo por todo este año tan maravilloso, significa que yo te esperare un siglo”. Trajiste tantos que no los puedo contar, veo que los sueltas y tu rostro aparece detrás, con una sonrisa inmensa y con lágrimas en los ojos. Los globos cruzan el muro y se van flotando detrás la esperanza de esta perdida ciudad, allá va nuestro amor, a demostrar que no hay barreras tan altas, ni muros tan bastos.

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