Cupido
Conquistar es el verbo perfecto para definir la guerra que es el querer entre dos personas. El conflicto empieza con redadas de miradas entre pasillos de los lugares en donde casualmente cupido espera para lanzar sus flechas y ares recostado en su espada espera a los beligerantes .
Las miradas deben ser eternas, así los instantes sean pasajeros. Se deben enredar los ojos entre el vaivén del viento y el bullicio de la calle. La mirada es el camino hacia el alma. Esta es la primera causa. Se han alzado en armas y empieza la hora de atacar. Debes preparar el terreno, ubicar la artillería en el centro, la caballería en los flancos y los arqueros atrás. Así pues la artillería serán tus palabras, arma letal y de profundo daño que puede perforar los tejidos blandos de la otra persona, es una lanza que atraviesa hasta el corazón pero que no deja huella de sangre, sino que hace que permanezca un dolor agudo de tenue agonía, que une, que ata, que se adora. Los arqueros son tu esencia, dispara tu ser en pequeñas redadas, no gastes todas tus flechas en una sola avanzada, de a poco, muestra lo que eres, genera sorpresa, sosobra y curiosidad, que no espere cuando será la próxima lluvia, deja que esto le envuelva, le marque, le deje huella.
La caballería es tu escucha; todo aquello que te digan, que escuches, ya sean Susurros o palabras sonoras , deben ser usadas para concretar la estocada, si oyes que le gustan las cartas, has que caigan en su manos, que le gustan las flores, deben ir a admirar un campo, que le gusta el cielo, búscale formas en las nubes.
Está es la primera batalla y has tomado ventaja en la conquista.
Es el momento de pedirle a Afrodita, que permita frotar su ferviente pasión, en el ambiente de los dos, donde allí juntos, quieren ser uno. Permite que cronos arrulle el tiempo, mientras entre salidas y momentos se construyen hilos, que las moiras tejan el destino, que no hayan tijeras que corten los que los dioses hayan unido.
-Ed Laverde
Las miradas deben ser eternas, así los instantes sean pasajeros. Se deben enredar los ojos entre el vaivén del viento y el bullicio de la calle. La mirada es el camino hacia el alma. Esta es la primera causa. Se han alzado en armas y empieza la hora de atacar. Debes preparar el terreno, ubicar la artillería en el centro, la caballería en los flancos y los arqueros atrás. Así pues la artillería serán tus palabras, arma letal y de profundo daño que puede perforar los tejidos blandos de la otra persona, es una lanza que atraviesa hasta el corazón pero que no deja huella de sangre, sino que hace que permanezca un dolor agudo de tenue agonía, que une, que ata, que se adora. Los arqueros son tu esencia, dispara tu ser en pequeñas redadas, no gastes todas tus flechas en una sola avanzada, de a poco, muestra lo que eres, genera sorpresa, sosobra y curiosidad, que no espere cuando será la próxima lluvia, deja que esto le envuelva, le marque, le deje huella.
La caballería es tu escucha; todo aquello que te digan, que escuches, ya sean Susurros o palabras sonoras , deben ser usadas para concretar la estocada, si oyes que le gustan las cartas, has que caigan en su manos, que le gustan las flores, deben ir a admirar un campo, que le gusta el cielo, búscale formas en las nubes.
Está es la primera batalla y has tomado ventaja en la conquista.
Es el momento de pedirle a Afrodita, que permita frotar su ferviente pasión, en el ambiente de los dos, donde allí juntos, quieren ser uno. Permite que cronos arrulle el tiempo, mientras entre salidas y momentos se construyen hilos, que las moiras tejan el destino, que no hayan tijeras que corten los que los dioses hayan unido.
-Ed Laverde
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