El olvido como un gato
El olvido se ha posado en mi ventana y ha empezado a cantar. Lo sé porque conozco la melodía. Es la primera canción que te dedique.
Quisiera callarlo, tirarle una almohada y seguir durmiendo. Pero... no puedo. Recuerdo el día en que la escuchaste, el corazón nos latía a velocidades infinitas, la sentíamos como cantada al lado de nuestros pechos, como si tuviéramos a la banda justo en medio de nuestras miradas. Hoy ese sonido es solo un susurro que se pierde en las inmensidades de la cama. Tu figura quedó marcada en el rincón, allí donde ponías tu cabeza y recostabas los pies contra la pared, haciendo como si el techo no estuviera y pintando constelaciones allí donde llevabas el dedo. Estábamos locos, pero ¡que locura por dios!
Te reías sin sentido al escuchar mis historias de ranas que se convertían en damas, lobos que ronroneaban al sol y reyes que barrían las calles. Maldita sea sigue la canción... Me encantaría poder subirle el volumen, pero es tan distante como tu. Si el olvido fuera un gato le daría comida, le sobaría las orejas mientras se acerca sigiloso y se frota en mis piernas. Lo cuidaría hasta el día en qué decidiese marcharse. Siempre con la ventana abierta así cómo en ésta noche. Oh querida, querida mía, el amanecer se estira en el alba. Mi vida como esta noche, tenue y vacía...
- Ed Laverde
Quisiera callarlo, tirarle una almohada y seguir durmiendo. Pero... no puedo. Recuerdo el día en que la escuchaste, el corazón nos latía a velocidades infinitas, la sentíamos como cantada al lado de nuestros pechos, como si tuviéramos a la banda justo en medio de nuestras miradas. Hoy ese sonido es solo un susurro que se pierde en las inmensidades de la cama. Tu figura quedó marcada en el rincón, allí donde ponías tu cabeza y recostabas los pies contra la pared, haciendo como si el techo no estuviera y pintando constelaciones allí donde llevabas el dedo. Estábamos locos, pero ¡que locura por dios!
Te reías sin sentido al escuchar mis historias de ranas que se convertían en damas, lobos que ronroneaban al sol y reyes que barrían las calles. Maldita sea sigue la canción... Me encantaría poder subirle el volumen, pero es tan distante como tu. Si el olvido fuera un gato le daría comida, le sobaría las orejas mientras se acerca sigiloso y se frota en mis piernas. Lo cuidaría hasta el día en qué decidiese marcharse. Siempre con la ventana abierta así cómo en ésta noche. Oh querida, querida mía, el amanecer se estira en el alba. Mi vida como esta noche, tenue y vacía...
- Ed Laverde
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